Avançar para o conteúdo principal

5 razões para deixar de gritar com as crianças e 10 formas de o conseguir

Está em castelhano, mas acho que está de fácil leitura e mesmo que não percebam tudo dá para perceber muito bem as palavras chave e o significado. Achei muito interessante.


5 razones para dejar de gritar a tus hijos y 10 claves para conseguirlo

Si te gusta compárteloTweet about this on TwitterShare on Google+Share on FacebookPin on PinterestShare on LinkedInEmail this to someone
5 razones para dejar de gritar a tus hijos el teu espai
La mayoría de los padres piensan que deberían dejar de gritar a sus hijos pero luego, sin darse ni cuenta, se sorprenden a sí mismos recurriendo una y otra vez al grito. Parece que nuestros hijos no obedecen hasta que, hartos de repetir la misma orden, se la gritamos. Es verdad que el grito llama su atención en un primer momento, pero a la larga dejará de tener efecto y entonces ¿qué haremos? ¿Gritar más fuerte, gritar más rato, vivir a gritos?

¿Es posible educar sin gritar?

Evidentemente sí. De hecho debería ser nuestra elección. Nuestros hijos han aprendido a no obedecer hasta que nos ven realmente enfadados y este es un mal hábito que han adquirido. Por lo tanto, es un hábito que debemos hacer desaparecer y generar uno más saludable. Gritar entrena a nuestros hijos a no escuchar hasta que se les levanta la voz. Cuanto más lo usamos, más los entrenamos y más nos costará que obedezcan sin necesidad de gritar.
Dejar de gritar no es fácil porque supone tener un gran autocontrol sobre nuestras emociones sobre todo de la ira y la rabia que nos genera ver la desobediencia diaria en nuestros hijos. Es un entrenamiento que lleva tiempo. Primero sabremos frenarnos al minuto de estar chillando, pero poco a poco, seremos capaces de frenar antes de empezar a gritar, es cuestión de proponérselo, es cuestión de añadirlo a la lista de objetivos del 2015.
Y para que vosotros hagáis como yo y pongáis este deseo en vuestra lista, os voy a dar 5 razones para dejar de gritar a vuestros hijos que os convencerán:
  1. Gritar convierte a los niños en sordos

Cualquier explicación o aprendizaje que queramos darles con el grito será inútil, porque los oídos de nuestros hijos se cierran automáticamente después de oírlo. Después de una interacción negativa nadie está dispuesto a escuchar con verdadera atención y con ganas de aprender y mejorar, eso solo se consigue con interacciones positivas. Si queremos hacer mejores a nuestros hijos, no lo conseguiremos a gritos.
  1. Gritar no ayuda a gestionar las emociones

Nosotros somos un ejemplo de comportamiento de nuestros hijos. Cuando perdemos el control y gritamos, lo que les enseñamos es a gestionar la ira y la rabia con agresividad. Conseguiremos unos adolescentes llenos de rabia que gritan y pierden el control delante de la explosión de emociones que se tiene en esa etapa evolutiva. Si nosotros ayudamos a nuestros hijos a gestionarlo de otra manera, con autocontrol, con calma, hablando abiertamente de las emociones en casa, ellos aprenderán a dar respuestas más adecuadas a la ira y a la rabia. Si oyes gritos aprendes a gritar.
  1. Gritar asusta a nuestros hijos

Ellos sienten miedo al principio y después rabia e impotencia. ¿Es miedo lo que queremos que sientan nuestros hijos? Seguro que no, nuestra intención cuando gritamos es que obedezcan, que aprendan, que hagan lo correcto, que nos respeten, etc… pero no queremos provocarles miedo. Por lo tanto, con nuestra actitud no conseguimos el efecto que queremos: el respeto se gana respetando, la obediencia se gana con paciencia, los aprendizajes requieren un tiempo y un esfuerzo y que hagan lo correcto dependerá en gran medida de nuestro propio comportamiento.
  1. Gritar los aleja

Cada vez que les gritamos, ponemos una piedra de un muro que nos separa. Perdemos autoridad positiva, perdemos respeto, perdemos comunicación, ganamos distancia, ganamos frialdad en las relaciones, ganamos más gritos y ganamos malestar emocional.
  1. A más gritos, menos autoestima

Educar a gritos tiene un efecto nefasto sobre la autoestima de nuestros hijos. Lejos de sentir que estamos orgullosos de sus logros y sus esfuerzos, lo que sienten es que nunca están a la altura, hagan lo que hagan, siempre aparecen los gritos y borran cualquier sentimiento de haber hecho algo bien.

Pero ¿Cómo conseguimos dejar de gritar?

ira-cómo-dejar-de-gritar-a-nuestros hiojs

  1. Adquirir un compromiso

Será como un pacto de familia donde nos comprometemos a dejar de gritar y a hablar con respeto. Diremos a nuestros hijos que estamos aprendiendo a hacerlo y que nos tendrán que ayudar, que es probable que cometamos errores pero que si tienen paciencia cada vez lo haremos mejor.
  1. Nuestro trabajo como padres es controlar nuestras emociones

Con el manejo de nuestras emociones les enseñamos a controlar las suyas. Si somos un buen ejemplo, ellos serán mejores. Por lo tanto, debemos empezar a trabajar con nuestras emociones, lo que sentimos, lo que transmitimos y como lo controlamos. Es un entrenamiento que requiere tiempo y esfuerzo.
  1. Recordar que los niños deben actuar como niños

Son cientos las veces que he oído decir a los padres en consulta:
  • Es que tengo que repetirle mil veces que se vista. Cada mañana es la misma historia. Está claro que le gusta verme enfadado/a
  • ¿Cuántos años tiene su hijo/a?
  • Cinco años. Yo creo que ya sabe lo que debe hacer pero solo piensa en jugar.
Ante esto, yo siempre digo lo mismo: lo que realmente me preocuparía es que usted se sentara en esa silla y me dijera que su hijo/a de cinco años se viste solo/a cada mañana sin necesidad de que usted le recuerde lo que debe hacer. Porque entonces seguro que habría algún problema. Los niños deben jugar, es lo que les toca a esa edad y nosotros somos los encargados de recordarles cada día sus obligaciones. Es nuestro trabajo de padres. Si nuestro jefe nos dijera que cada día tenemos que recordar al conserje que debe encender la luz, lo haríamos a diario, sin pensar si el conserje lo debería hacer por si solo o no. Pues con nuestros hijos es lo mismo, cada día debemos recordarles las mismas cosas hasta que adquieran el hábito y entonces tendremos que recordarles las siguientes. Es un trabajo que nunca acaba.
Dejar de gritar a los niños
  1. Dejar de reunir leña

Cuando tienes un mal día, cualquier chispa encenderá el fuego. Date un momento, haz algo que te haga sentir mejor y deja de reunir leña para el fuego. En algún momento tienes que parar.
  1. Ofrecer empatía cuando tu hijo expresa cualquier emoción

Cualquier emoción, buena o mala, debe ser escuchada. Para mostrar empatía debemos hacer entender a nuestro hijo que entendemos cómo se siente. Así aprenderán a aceptar sus propios sentimientos que es el primer paso para aprender a manejarlos. Una vez que los niños pueden manejar sus emociones, podrán manejar también su comportamiento.

  1. Trata con respeto a tu hijo

Cuando los niños son tratados con respeto sienten más ganas de portarse bien y de tratar con respeto a los demás. Simplemente debes entender que tu hijo merece tu respeto más que cualquier otra persona.
  1. Cuando te enojas, STOP

Para, cierra la boca. No hagas nada ni tomes decisiones. Respira hondo. Si ya estás gritando para en medio de la frase. No sigas hasta que no estés tranquilo. Hablar, castigar o actuar cuando uno está enojado aumenta notablemente la probabilidad de tomar malas decisiones, de gritar en vez de hablar, de usar castigos exagerados y poco educativos y actuar de manera desproporcionada.  Le invitamos a leer nuestro post las 10 claves para usar bien el castigo.
  1. Respira y date cuenta de tus sentimientos

Cuando te enfades con tu hijo/a y sientas ira y rabia, aléjate de la situación si es posible y respira. Lávate la cara y piensa en lo que hay debajo de esa ira que suele ser miedo, tristeza y decepción. Date un espacio para sentirlo y llora si así lo sientes, después verás como la ira desaparece.
  1. Encuentra tu propia sabiduría

Analiza la situación de manera objetiva. Ahora que ya no sientes ira, será más fácil. Piensa en qué quieres conseguir y cuál es la mejor manera de hacerlo. Quieres que tu hijo te obedezca, ten paciencia y repite la norma las veces que haga falta, incluso ayúdale físicamente a hacerlo, cógele de la mano y guía sus pasos. Quieres que tu hijo te respete, enséñales con el ejemplo. Quieres educar bien a tu hijo, hazlo desde el reconocimiento y desde el afecto no desde los gritos y los castigos. Fija tus objetivos y fija también tus pasos. Los aprendizajes requieren tiempo y paciencia, tu hijo no lo puedo aprender todo a la primera, más bien es al contrario, no aprenderá nada a la primera.
  1. Adopta medidas positivas, busca un lugar tranquilo

todos hemos vivido esos momentos de tensión en casa, momentos que generan un gran malestar emocional y que cada movimiento no hace más que aumentar la tensión. Unos gritan, otros lloran, nadie hace lo que debe hacer y parece que nada puede parar esa ira. ¿Qué podemos hacer?
  • Pide a tu hijo un time-out: tiempo fuera. Uno en cada sitio hasta que se desvanezca la ira.
  • Pídele disculpas.
  • Ayuda a tu hijo a gestionar la rabia que siente, que se sienta comprendido, explícale que tú también te sientes así a veces.
  • Busca un lugar tranquilo donde esconderos, debajo de una gran sábana para dejar pasar de largo la ira y la rabia.
  • Lee un cuento tras otro, hasta que se desvanezca la rabia.
A veces, basta con dar un paso para ayudar a nuestro hijo a que se sienta mejor para que la ira desaparezca.
Ayudando a nuestros hijos a gestionar bien sus emociones, aprenderemos mucho de las nuestras y seguro que esto nos hará a todos mucho mejores.
Si desea más información pongase en contacto con nosotros.

Comentários

Mensagens populares deste blogue

Aos senhores do bebegel

Deviam vender embalagens com Bebegel... Ou sem bebegel... Só mesmo as embalagens vazias. Escusava de ter de deitar o produto fora. Falo por mim, mas acredito que muitas mães e pais deste país iriam comprar!!

Oftalmologista Pediátrico

A vermelhão no olho do meu filho estava pior e parecia estar a começar a afectar a pupila. Eu sou uma mãe descontraída, mas uma vez o pediatra ralhou-me quando o arranhei na vista e não o levei a ser visto por um especialista. Desta feita, depois de uns dias a soro sem resultar lá fomos a um oftalmologista pediátrico e foi um encanto (principalmente porque estava tudo bem). Um médico fantástico, que começou logo a brincar e a ganhar a confiança do meu filho e começaram logo aos fives. (E não pensem que o médico é novo, pois tinha idade para ser avô do meu pequenote). Examinou-o lindamente, incluindo com líquido de contraste e o  meu filho foi um campeão... Palavras do médico que diz que aquelas gotas doem para caraças! Parece que é só uma inflamação, vamos aplicar umas gotas e voltar lá dentro de 10 dias para nova observação. Como se portou tão bem dissemos-lhe que ele tinha direito a gelado e ele convidou logo o seu novo amigo para vir connosco… É um sociável bem disposto, este m

A Bimby Toy!

Esteve guardada desde o dia em que comprámos a nossa Bimby - há uns 3 anos - e recebemos a Bimby Toy como presente. Afinal de contas, o nosso filho era muito pequenino para este brinquedo. Mas no fim de semana falei dela ao meu filho mais velho - depois de um domingo divertido na cozinha a fazer um bolo para um amiguinho da escola que lá ia lanchar a casa - e ele quis logo ver. Ia correndo mal porque eu não tinha as pilhas certas para a máquina, mas ele compreendeu e aceitou. E agora vamos comprar as pilhas e pôr a Bimby das crianças a funcionar.  Não aquece nem corta, mas dá para fazer algumas receitas simples e divertidas! Todos os botões são operacionais, o indicador LED de temperatura e o visor são iluminados. Inclui a Varoma, espátula, peça para bater, copo graduado e lâmina misturadora em plástico – numa versão pequena para os mais pequenos. Funciona a pilhas, sem cantos ou arestas aguçadas. Para cozinheiros pequenos, mas cheios de estilo: uma “Bimby brinque